Millones al descubierto en giro de la saga del multimillonario patrimonio artístico

Los Wildenstein han mantenido que las obras de arte no eran legalmente de Daniel, sino que pertenecían a los fideicomisos familiares y no debían contar para los impuestos sobre el patrimonio.

Guy Wildenstein
Por Gaspard Sebag
11 de diciembre, 2021 | 09:25 PM

Bloomberg — Desde la muerte de su padre, hace dos décadas, el multimillonario negociante de arte francés Guy Wildenstein se ha enfrentado a un enemigo conocido prácticamente en cada vuelta.

La abogada Claude Dumont-Beghi le ha perseguido tenazmente por las acusaciones de haber estafado a su madrastra Sylvia una fortuna de la herencia. La disputa provocó una investigación penal en la que se acusó a Wildenstein de ocultar a las autoridades fiscales francesas cuadros por valor de cientos de millones de dólares estadounidenses en fideicomisos offshore (en el extranjero).

Resulta que Dumont-Beghi tenía su propio secreto. La que fue durante mucho tiempo abogada de la difunta Sylvia Wildenstein ocultó unos 4,5 millones de euros (US$5,1 millones) que obtuvo de su cliente a mediados de la década de los 2000 en una cuenta no declarada en el HSBC Holdings Plc de Nueva York. Pero las autoridades francesas acabaron por descubrirlo, lo que condujo a su condena por fraude fiscal y blanqueo de capitales en un caso en el que se la criticó por utilizar un montaje en las Islas Vírgenes Británicas para ocultar los activos.

El veredicto de culpabilidad, del que aún no se ha informado, surgió en el marco de un intento de Dumont-Beghi de impugnar su condena, que sólo tuvo éxito en parte. Los jueces del Tribunal de Casación de París sugirieron este mes que su sentencia podría ser más leve. Dumont-Beghi admite cierta pasividad al enfrentarse a un drama personal, pero niega cualquier intención de ocultar activos. Dice que ha pagado a las autoridades fiscales lo que debía.

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La condena añade un giro irónico a la saga de los Wildenstein, ya que la crítica más ruidosa de la familia es acusada de algo que ha denunciado todo el tiempo: evasión de impuestos.

Durante años, Dumont-Beghi ha criticado públicamente a la familia Wildenstein por haber desposeído a la segunda esposa del padre de Guy, Daniel. El fraude fiscal, dijo a un grupo de senadores poco después de publicar su primer libro sobre los Wildenstein en 2012, “condena” a la economía si no se ataja.

La campaña de Dumont-Beghi culminó en un juicio penal contra Guy en París en 2016, muy seguido, y el proceso se centró en los fideicomisos offshore creados por su padre Daniel para esconder obras de arte con valores de más de US$1.000 millones. Los Wildenstein han mantenido que las obras de arte no eran legalmente de Daniel, sino que pertenecían a los fideicomisos familiares y no debían contar para los impuestos sobre el patrimonio.

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Durante semanas de audiencias, los fiscales acusaron a Guy de utilizar indebidamente los fideicomisos y transformarlos en “alcancías”, y pidieron una multa de 250 millones de euros y una condena de prisión. Guy fue espectacularmente absuelto a principios de 2017. La absolución fue impugnada por el Parquet National Financier, pero el comerciante de artes volvió a ganar en apelación.

El resultado final del caso sigue siendo incierto después de que el máximo tribunal francés ordenara su reexamen a principios de este año e insinuara que el camino hacia una victoria de Wildenstein sería mucho más estrecho. Por otra parte, los Wildenstein perdieron el primer asalto de su batalla civil contra los funcionarios de Hacienda por un valor de cientos de millones de dólares estadounidenses.

Hay que retroceder hasta la muerte de Daniel, hace dos décadas, para entender cómo entraron en escena los Dumont-Beghi. Cuando llegó el momento de liquidar la herencia de su padre, Guy y su hermano alegaron que tenía un patrimonio de 40,9 millones de euros y se ofrecieron a cubrir la factura regalando un conjunto de bajorrelieves del escultor favorito de María Antonieta. Sin conocer la existencia de los fideicomisos en 2002, los funcionarios fiscales franceses aceptaron.

El asunto parecía resuelto hasta que Sylvia contrató a Dumont-Beghi unos años después y se fue contra la familia. La segunda esposa de Daniel demandó, alegando que sus hijastros le habían dicho que los impuestos la llevarían a la bancarrota si no renunciaba a sus derechos patrimoniales. Ganó un asalto clave en 2005. Las autoridades fiscales francesas tomaron nota, al igual que los investigadores criminales, poniendo en marcha los problemas legales de Guy.

Mientras tanto, lejos del ojo público, el caso fiscal de Dumont-Beghi también ha sido una montaña rusa que ha llegado al tribunal supremo de Francia. Según los funcionarios de Hacienda, Dumont-Beghi se saltó casi 150.000 euros del impuesto sobre la renta y algo más de 120.000 euros del impuesto sobre el patrimonio. También han recurrido a las autoridades penales, que han abierto una causa judicial contra ella.

Un tribunal penal de París declaró inicialmente a Dumont-Beghi culpable en febrero de 2019 de fraude fiscal agravado y blanqueo de dinero. Su sentencia suspendida de 18 meses fue confirmada en apelación un año después, pero obtuvo una multa más pesada: 750.000 euros, frente a 100.000 euros.

El caso llegó entonces a la Cour de Cassation, que mantuvo la condena por blanqueo de capitales pero cuestionó la circunstancia agravada aplicada a las acusaciones de fraude fiscal por los jueces de apelación. El máximo tribunal señaló en una sentencia del 1 de diciembre, publicada esta semana, que esa circunstancia agravante (tener una cuenta o una estructura interpuesta en el extranjero) se especificó en la ley francesa luego del factor.

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La sentencia sugiere que Dumont-Beghi sólo tendrá la oportunidad de argumentar que no se puede encontrar ninguna circunstancia agravante contra ella. Sin embargo, el máximo tribunal respaldó varios elementos en su contra, afirmando que su sociedad offshore era “un montaje artificial destinado a eludir la aplicación de la legislación fiscal francesa”, y que su “único propósito” era crear un velo de opacidad y ocultar su cuenta no declarada en Estados Unidos.

Dumont-Beghi dice que su abogado considera que el tribunal inferior, que volverá a examinar el caso, tiene plena libertad para decidir si las acusaciones de fraude fiscal deben mantenerse.

Por el momento, Dumont-Beghi se encuentra en el mismo barco que su enemigo Guy Wildenstein: en el lado equivocado de una batalla civil y penal con las autoridades fiscales francesas.

Con la asistencia de Gina Turner.

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Este artículo fue traducido por Andrea González