2022 es un año para denunciar el greenwashing en China

El impulso del Presidente Xi Jinping a la neutralidad del carbono está creando niveles sin precedentes de publicidad corporativa sobre la acción climática.

Paneles fotovoltaicos en un parque solar operado por Yellow River Power en el condado de Gonghe, provincia de Qinghai, China, el lunes 27 de septiembre de 2021. China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, no puede cumplir sus objetivos medioambientales sin conectar sus abundantes fuentes de energía renovable con sus megaciudades costeras.
Por Bloomberg News
21 de diciembre, 2021 | 08:16 AM

Bloomberg — Si China elige una frase del año para 2021, “neutralidad de carbono” tiene que estar en la lista.

Desde que el presidente chino, Xi Jinping, anunciara que el mayor emisor del mundo alcanzaría las emisiones netas cero en 2060, la neutralidad de carbono se ha convertido en una de las frases clave en todas las reuniones y discursos del país, ya sea sobre economía, finanzas, tecnología o incluso cultura y turismo. Es una muestra de la creciente conciencia climática de la sociedad china, pero al mismo tiempo está creando niveles sin precedentes de propaganda y greenwashing.

Sólo en los últimos meses, al menos 10 empresas nos han enviado invitaciones para visitar sus parques industriales “neutros en carbono” o para conocer sus productos “neutros en carbono”, desde la cerveza hasta las camisetas. Las invitaciones siempre van acompañadas de descripciones de las ingeniosas tecnologías utilizadas para reducir las emisiones, de gráficos que muestran la cantidad de energía o agua ahorrada y, por supuesto, de eslóganes que se hacen eco de las palabras de los altos dirigentes de Pekín.

Sin embargo, habitualmente les falta el dato clave: sus emisiones. ¿Cuánto dióxido de carbono se liberó al fabricar el producto? ¿Cuánto combustible se quemó para producir sus materias primas? ¿Qué tipo de programas de compensación están financiando para contrarrestarlas?

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Otros términos relacionados también están ganando adeptos: “ecológico”, “limpio”, “verde” y “respetuoso con el medio ambiente”. Son incluso peores, ya que su vaguedad permite a las empresas engañar a los clientes, confundir al público y encubrir a las industrias y empresas que siguen contaminando.

La neutralidad del carbono no es un eslogan emocionante, sino un objetivo que requiere cálculos cuidadosos y planes de acción detallados.

“Clima y neutralidad del carbono son las más recientes palabras más populares del año pasado”, dijo Li Shuo, analista de política global de Greenpeace Asia Oriental. “Aunque es mejor que la gente hable mucho que poco, pronto todo el mundo tiene que despertar y darse cuenta de que no queda mucho tiempo para la propaganda; hay que afrontar y responder a las preguntas reales”.

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Desde la promesa climática de Xi en septiembre de 2020, varias empresas chinas han anunciado plazos para llegar a cero emisiones. Pero muchas de las propuestas consisten en promesas vagas más que en medidas concretas, y algunos planes incluso van en contra de la dirección de alejarse de los combustibles fósiles.

Está el ejemplo de China National Offshore Oil Corp., el mayor productor de petróleo y gas en alta mar de China. Para alcanzar la “neutralidad de carbono”, la empresa ha prometido eliminar las emisiones de sus propias operaciones, aunque no actuará para abordar el gas de efecto invernadero que se libera cuando se quema el petróleo que vende. Además, planea aumentar su producción de gas natural, que no sólo emite dióxido de carbono cuando se utiliza, sino que es una fuente importante de metano, un gas aún más potente que atrapa el calor.

El llamado “carbón limpio” es otra frase que las industrias y empresas utilizan para encubrir su continua inversión en el combustible más sucio de todos. El gobierno central respaldó recientemente este controvertido concepto al asignar más de 200.000 millones de yuanes (US$31.000 millones) para financiar proyectos de carbón limpio a tasas preferentes, en el marco de los esfuerzos del país por “promover un desarrollo verde y con bajas emisiones de carbono”. El anuncio se produjo pocos días después de que China ayudara a liderar un esfuerzo de último momento en la cumbre del clima COP26 para debilitar el lenguaje sobre una eliminación global de la energía del carbón.

No existe ninguna regla o mecanismo nacional para verificar todas las afirmaciones de neutralidad de carbono hechas por las empresas, y las instituciones que juzgan los proyectos de compensación varían significativamente, dijo Qin Yan, analista principal de carbono en Refinitiv.

“Unificar el sistema de acreditación y verificación será el siguiente paso para China”, dijo. “El modo chino es descendente y se basa en la normativa administrativa, mientras que en Europa hay supervisión de grupos independientes, y los medios de comunicación suelen denunciar los comportamientos greenwashing de las empresas”.

Los medios de comunicación chinos no ayudan. En lugar de vigilar el greenwashing, muchos se han sumado a la moda de utilizar ciegamente el término “neutralidad de carbono”. El mes pasado, la provincia de Shandong propuso un nuevo plan que sólo permite a las empresas poner en marcha proyectos de altas emisiones cuando puedan demostrar que han evitado el mismo volumen de emisiones de otros proyectos, mediante mejoras tecnológicas, reducción de capacidad o cambio a energías limpias. Aunque el requisito no contribuye a reducir las emisiones totales, varios medios interpretaron que la política exige que “los nuevos proyectos sean neutros en carbono”.

“Los eslóganes vacíos no durarán mucho sin planes alcanzables, y las mentiras verdes se verán pronto”, dijo Li, de Greenpeace. “Ya no basta con un objetivo a largo plazo fijado para décadas después para contentar a la gente. Ahora, después de Glasgow, necesitamos saber cuál es el plan para los próximos tres años”.

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Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.